The following article has been published in Seguritecnia magazine Nº 424 (October 2015):
Juan Carlos Rodríguez, Director General de Ecocomputer S.L.
Conforme un país alcanza mayores niveles de progreso, es creciente el número de instalaciones y recintos cuyo acceso es controlado mediante un sistema automatizado.
España ha realizado un avance importante en este sector con una progresiva implantación de diferentes mecanismos de acceso a edificios públicos, oficinas, hospitales y recintos logísticos e industriales, imitando el modelo de otros países europeos. El usuario ha sido partícipe de esta evolución y ha perdido la sensación de que estos sistemas son una intromisión, sino que, por el contrario, constituyen una protección de sus actividades personales y profesionales (ejemplo preclaro son los sistemas de videovigilancia).
Pero queda aún un largo camino por recorrer; el lector podrá aportar ejemplos de instalaciones, en ocasiones de cierto nivel de seguridad o criticidad, sin gestión de entrada o deficiente. En ocasiones la implementación es parcial, y en otras supone una carga administrativa importante para el personal que da soporte al sistema (recepción o personal de seguridad) debido a menudo a que los sistemas instalados son antiguos o no hacen uso de las posibilidades de integración presentes actualmente en el mercado.
Por ejemplo, en cuanto a los medios de identificación, es muy habitual que el control de accesos utilice una tarjeta de proximidad (tipo Mifare o EM125). Esto implica proveer de una tarjeta adicional a los empleados y autorizados a acceder al recinto. Cuando quien accede es un visitante, esto conlleva la gestión de su identificación y la cesión temporal de una tarjeta. Además, implica la recogida de la tarjeta cedida mediante dispositivos más o menos sofisticados (recogedores de tarjetas). Todos estos procesos son habitualmente manuales.
El DNI electrónico está apenas utilizado en la gestión de accesos. España es uno de los países que cuenta con un medio de identificación obligatoria para toda la población de más de 14 años. Desde hace unos años el DNI es además un documento electrónico con grandes posibilidades, mayormente no explotadas. Según datos del portal www.dnielectronico.es, la Policía Nacional ha expedido a fecha de hoy un total de 44.784.983 DNI electrónicos. El DNI electrónico cuenta con dos versiones, el denominado DNI 2.0, basado en un chip de contacto y el que se expide desde comienzos del 2015 (DNI 3.0) que permite el acceso vía NFC, aunque mantiene la lectura por contacto por razones de compatibilidad con el anterior.
El uso de cualquiera de los formatos de DNI electrónico simplifica mucho las gestiones de control de accesos. Téngase en cuenta que el nombre, apellidos y DNI del propietario del documento son parte del certificado público y, por ello, son accesibles sin requerir la introducción del PIN por parte del usuario. La disponibilidad de esta información nos permite identificar a una persona inclusive con anterioridad a que se persone dentro del recinto objeto de control. En efecto, el DNI-e puede utilizarse para garantizar el acceso de un visitante disponiendo lectores de DNI-e en báculos a la entrada del recinto.
Una vez en el recinto, el visitante puede ser nuevamente identificado (si ello es preciso) a través de la lectura automatizada de su DNI-e en un cajero provisto de pantalla táctil, donde indicará a quién desea visitar o, si así se configura, podrá realizar una llamada a través del telefonía IP al usuario objeto de la visita para que la autorice e, inclusive, otorgue los permisos adecuados para el acceso.
Si el acceso se desea gestionar mediante el personal disponible, el uso del DNI-e permitirá la cumplimentación automatizada de formularios, eliminando los errores de transcripción y agilizando enormemente el proceso.
Otro de los retos que se debe afrontar es la utilización, combinada o no, de diferentes medios de acceso. Las razones pueden ser muy variadas, bien que se persiga un incremento de la seguridad en el acceso, bien que se desee una gestión más adecuada del acceso en función de las necesidades particulares de las diferentes clases de usuarios del sistema.
Desde un punto de vista de la seguridad, el uso combinado del DNI-e y de un sistema de reconocimiento de matrículas permite la identificación inequívoca de conductor y vehículo, facilitando el tránsito por las instalaciones de manera desatendida. El uso de cámaras IP en posición cenital u otras y la asociación de dichas imágenes al evento de acceso es un refuerzo adicional en la seguridad del acceso. El reto es la integración de toda esta información dentro del mismo entorno, cuando son habitualmente registros separados.
Desde un punto de vista de la gestión, el uso de diferentes medios de acceso permite, por ejemplo, que pueda garantizarse un acceso muy rápido para vehículos de emergencia como bomberos y ambulancias. Esto se consigue con tags activos que pueden ser detectados a decenas de metros. El acceso para los restantes vehículos puede garantizarse mediante cualquier otro medio de identificación que implique cercanía a la barrera o báculo.
Por último, cabe destacar la inclusión de nuevas herramientas, adicionales y muy eficaces, para la gestión y la interacción con estos sistemas. Hablamos de la instalación de videoteléfonos IP, y del uso de smartphones, que permite al personal asignado al control realizar la mayor parte de las operaciones mediante el interfaz táctil de estos dispositivos sin tener que disponer permanentemente de un PC.